Autor: Russell Friedman

Se habla mucho en el mundo actual del amor incondicional. Sería maravilloso que los humanos fueran capaces de semejante cosa. La triste realidad es que nos quedamos cortos. Aun cuando el amor incondicional es probablemente imposible, es una meta maravillosa y deberíamos seguir luchando por ella.

En realidad, lo más cercano al amor incondicional que percibimos es lo que sentimos viene de nuestras mascotas. Aun ahí hay unas cuantas condiciones. Después que los hemos alimentado, y cubierto sus otras necesidades básicas, los animales son incondicionales. No sabemos que el perro, el gato, el perico o el hámster de alguien lo juzgó, lo criticó o le dijo estúpido.

Lo que si sabemos es que las personas le cuentan sus secretos más íntimos a sus mascotas. Lo que si sabemos es que las personas le muestran sus más sinceras y profundas emociones a sus mascotas, con frecuencia, mucho más de lo que nunca han expresado a amigos o familiares. Sabemos cuan increíblemente importantes pueden ser sus mascotas para las personas. Sabemos de millones de personas, que ante la imposibilidad de tener hijos, han podido expresar algunos sentimientos paternos, normales y maravillosos, a sus mascotas. Sabemos mucho acerca que tan apegados pueden volverse los humanos hacia sus mascotas.

Más importante aun, sabemos que tan devastador puede ser la muerte de una mascota. Sabemos como los dueños de la mascota frecuentemente reciben abusos verbales de personas, que con buena intención, dicen cosas con gran falta de sensibilidad. El propósito de este artículo es ayudar a que los dueños de mascotas que se encuentran en duelo, para que puedan concluir su relación de dolor provocada por la muerte de su mascota. Y, ayudar a los amigos de los dolientes con información mas adecuada para que ayuden más efectivamente en la recuperación de una de las pérdidas más importantes en la vida.

Todos estamos familiarizados con la expresión que comienza; “Estaba muy triste de no tener zapatos hasta que conocí a uno que no tenía pies…”. Aunque bien intencionada, esta parábola te pone en el camino de aceptar una de las mayores piezas de información no adecuada de nuestra sociedad. Esta nos enseña a comparar nuestras pérdidas para minimizarlas. Si la llevamos a su conclusión lógica, solo una persona puede ser doliente – aquella con la más horrible lista de pérdidas.

Las personas en duelo por su mascota con frecuencia se encuentran con la frase: “sólo era una mascota”, lo que los lleva a comparar sus sentimientos con los que vivieron cuando murió uno de sus padres o de sus abuelos. Y por si no fuera suficiente, a continuación les dicen que “tienen que conseguir otra mascota”, es decir, reemplaza tu pérdida. Nadie sería tan insensible como para decir “tienes que conseguir otra mamá” si ella fue la que murió, ¿o si? Por otro lado, cuando muere un bebé, los padres con frecuencia escuchan “no te sientas mal, eres joven y puedes tener otros hijos”.

Nuestras respuestas humanas ante la muerte son normales y naturales. Y como nos han enseñado a esconder o enmascarar nuestras reacciones naturales ante la pérdida, con frecuencia sentimos que algo está mal en nosotros cuando experimentamos con intensidad esos sentimientos. La muerte de una mascota con comúnmente producen emociones increíblemente poderosas.

Las emociones que acompañan a las perdidas son normales, pero el trato de la sociedad a quien perdió su mascota no lo son. Debemos luchar por normalizar nuevamente lo que es normal. De otro modo, seguiremos impulsando a quien perdió a su mascota a que “entierre en el sótano” sus emociones para no ser considerado “débil”.

Como amigo de alguien que recientemente sufrió la muerte de una mascota, por favor recuerda que tiene el corazón destrozado. Todo dolor emocional se experimenta al 100%. No hay dolientes a medias. No trates de minimizar su dolor.

La recuperación del sufrimiento por la muerte de una mascota, como con cualquier otro tipo de pérdida, debe incluir un proceso de descubrir lo que quedó inconcluso y superar los asuntos pendientes. Este proceso se detalla en el Manual de Superación de Pérdidas Emocionales.