Escrito por Steve Moeller ,       13 de diciembre de 2016

Traducido por Grace Frank

La mayoría de nosotros estamos tan ocupados con muestra vida diaria que dedicamos muy poco tiempo a pensar en nuestra mortalidad. Generalmente cuando un amigo o familiar muere, nos tomamos un momento para reflexionar sobre el hecho de que algún día moriremos también.

 

Esto es también cierto para aquellos que tiene que ver diariamente con la muerte. Cuando fui a la escuela para personas dedicadas a los funerales, (sí, hay una escuela para eso en USA), uno de los instructores nos preguntó durante la clase si teníamos miedo de morir algún día. Mas de la mitad de mis compañeros de clases, que estaban planeando acompañar a otras personas cuando tuvieran que enfrentarse a la muerte, se sentían aterrados con la idea de morir. Muchos de ellos nunca habían pensado acerca de ello. Estas personas se estaban entrenando para se “profesionales del cuidado después de la muerte” y jamás le habían dedicado un pensamiento a su propia mortalidad.

 

Solamente si has tenido un encuentro cercano con la muerte, es muy posible que nunca lo hayas pensado. Cuando tenía 21 años, en mi mente sabía que iba a vivir para siempre. Entonces, me rompí el cuello. No fue sino hasta que estaba firmando el consentimiento para la cirugía que el concepto de que podía morir como resultado de mis heridas se me hizo una posibilidad verdadera. Fue algo con lo que tuve que hacer las paces para poder tener una oportunidad de recuperación, sin enfocarme en mis miedos.

¡La muerte da miedo! Aunque tengamos un nivel filosófico personal o de creencia religiosa que profesemos acerca de lo que pasa después de la muerte, la mayoría de nosotros tenemos un elemento de miedo pegado a la muerte por que en principio tenemos mucho por que vivir. Aunque algunos no tengamos miedo de la muerte, podemos temer el proceso de nos lleva a ella. Hay un elemento de lo desconocido anexo a la muerte, que nos hace sentir miedo en el corazón.

 

Algunos relacionan a la muerte con el nacimiento. Antes de nacer nuestro concepto de vida está encerrado en el vientre materno. Generalmente es un medio seguro, obscuro y tibio. Todos los sonidos son amortiguados por el aislante entre nosotros y el mundo exterior, del que no tenemos concepto. De repente todo cambia. ¡Es similar a un terremoto! En un corto lapso, el bebe se encuentra rodeado de luces brillantes, fuertes ruidos y muchas sensaciones físicas nuevas.   Esto es claramente una simplificación del proceso del nacimiento, pero abarca todos los cambios que experimenta el bebe. Son cambios para los que nos estaba preparado para experimentar.

 

Mientras que tengamos o no una filosofía personal acerca de lo que nos pasa después de morir, el concepto de cambio que experimentaremos como parte del proceso, es después de todo, algo a lo que van unidos los elementos del duelo. Cualquier cambio importante en nuestras vidas está acompañado por elementos de duelo.

Las personas dicen que en esta vida lo único seguro son los impuestos y la muerte. La realidad es que muchas personas pueden evadir los impuestos. La muerte sin embargo, es inevitable.

 

¡DISFRUTA EL PRESENTE!

 

Tenemos una opción. Podemos pasar nuestras vidas temiendo a la muerte, o, podemos disfrutar del “Momento Presente”, y no preocuparnos acerca de algo sobre lo que no tenemos control. Este exacto momento en nuestras vidas es el único momento que podemos controlar. No podemos cambiar el pasado, por que las máquinas del tiempo solo existen en la ciencia ficción Si importar que tanto planeemos el futuro, hay demasiadas variables que escapan a nuestro control.

Piensa en l última vez que hiciste un viaje. Sabías la hora en la que se suponía llegarías a tu destino. Si embargo a lo largo del camino pasan cosas. Te tienes que parar por gasolina, se te desinfla una llanta, te mandan por una desviación, o tu avión se retrasa. Todos estos eventos estaban fuera de tu control y alteran tu hora de llegada. No importa que tanto te hayas ocupado en prepararte el hecho es que llegas mas tarde de lo anticipado.

El momento presente es el único que podemos controlar con alguna certeza, sin embargo ¡es algo que muchas veces fallamos en disfrutar! Se nos enseña desde pequeños a vivir y en muchas ocasiones resentir los errores del pasado y preocuparnos acerca de lo que el futuro nos traerá. ¡Nos envolvemos tanto en el pasado y el futuro que olvidamos al presente! Este es tu momento. En lugar de añadirlo a tu lista de resentimientos como tiempo perdido, ¿por que no sacarle el mayor jugo?

 

¡EN LUGAR DE PREOCUPARTE POR TU MUERTE, HAZ DE HOY LO MEJOR!

 

Esto es algo fácil de decir, pero requiere de práctica de tu parte. Tómate el tiempo para disfrutar cada momento que experimentes. En lugar de enfocarte sobre lo que no puedes controlar totalmente, enfócate en lo que pasa ahora alrededor tuyo. Diles a las personas que lo que aprecias de ellas y absórbelo que te rodea.

Imagina a muchos de ustedes manejando en ruta a su lugar de trabajo cada día por el mismo camino. ¿Cuántos de ustedes llegan a su destino sin consciencia del viaje? Muy probablemente vayas pensando en lo que tienes que hacer, en vez de permanecer en el momento presente. M Considerando que probablemente la mayoría de los que te rodean están haciendo lo mismo, ¡puede ser una manera segura de acelerar la muerte! Con todos a nuestro alrededor realizando múltiples tareas en lugar de enfocándose en manejar y lo que los rodea, nos maravilla por que no hay muchos mas accidentes.

El hacer muchas tareas al mismo tiempo baja el nivel de eficiencia.

Cuando te aseguras de estar en el momento presente, te empiezas a dar cuenta de lo que te rodea. Cuando vas detrás del volante, te das cuenta de los nuevos negocios o de los cambios en los viejos. Cunado estás en tu jardín notas las plantas nuevas que están creciendo o escuchas a los pájaros cantar. Tienes la oportunidad de añadir alegría a tu vida, en lugar de enfocarte en resentimientos y preocupaciones.

 

LAS PERSONAS EN DUELO SE ENCUENTRAN FRECUENTEMENTE ENCERRADOS EN PREOCUPACIONES Y RESENTIMIENTOS.

Esto no quiere decir que nunca debes pensar en alguna otra cosa que el momento presente. Es maravilloso reflejar recuerdos bonitos y sabio planear eventos futuros. El problema está es que a la mayoría nos sobrecogen los resentimientos del pasado o las preocupaciones por el futuro. Este es un problema particular de los dolientes.   Cuando estamos en duelo por un cambio importante en nuestra vida, es fácil enfocarnos en las cosas que deseamos hubieran sido mejores o diferentes. Es igualmente fácil preocuparnos de lo que nos traerá el futuro, por que será diferente a lo que habíamos planeado antes de la pérdida.   Todo se vuelve pasado o futuro, por que el presente es sobrecogedor . Si es aquí donde te encuentras, es una señal de que ¡debes tomar acciones especiales para recuperarte del duelo!

Una vez que tomes estas acciones, se te abrirán las posibilidades de disfrutar el momento presente y todo lo que ofrece.

Cuando te des cuenta de que una muerte reciente te ha llevado a preocuparte por tu propia mortalidad, es generalmente una señal de que hay algo no terminado en esa relación y que tienes que tomar algunas acciones de recuperación de duelo. ¡La vida es demasiado corta para dejar que aquello sobre lo que no tienes control, controle tu vida!